LOS OSCUROS DE LA DEMOCRACIA EN EL PERÚ


Hoy en día la construcción de la democracia en nuestro país es una imperceptible, lenta, antigua y tercamente inconclusa tarea, tanto en la cultura política de los ciudadanos como en la organización política de toda nuestra sociedad; volviéndose hace un par de décadas, un ensueño irrisorio. Además de encontrarse acosada por una representación política crónicamente inadecuada y una débil capacidad del Estado; la política y representatividad peruana ha terminado por ser sacudida durante un largo periodo por un conjunto de divisiones políticas en evolución.

Actualmente, la población peruana al referirse al termino “democracia” ha venido cayendo en errores, los cuales, sesgados por un parcialismo político y una carente noción de términos cívicos básicos. Muchos otros, “a pesar de su importancia lo perciben como algo lejano, abstracto, inalcanzable e, incluso, como algo que no se entiende muy bien. Otros piensan que es una mala palabra e incluso la rechazan” (Faro Democrático, 2021). Todo esto ha generado que aquella construcción que debería de encontrarse directamente enraizada con el ejercicio de la ciudadanía, sin dejar de lado la conexión con lo económico, político y sociocultural, se convierta en un razonamiento politizado y parcializado, ajeno y a la vez lejano; que no nos permite observar, analizar y ejecutar los deberes que vienen junto con aquella democracia tan proclamada. Entonces, al darnos cuenta que para dejar de entenderla solo como un efímero momento que se evoca en cada proceso electoral, el presente artículo pretende además de dejar claro que la adecuada gestión de los pilares base, permite construir una mejor ciudadanía y direccionar de manera correcta las relaciones democráticas existentes; establecer como base un esclarecimiento en el que la ciudadanía en su conjunto comprenda la existencia de elementos básicos conceptuales, para la dación de una correcta concepción de la democracia. Una que supere las propuestas exclusivamente formalistas y el umbral mínimo del mecanismo de las elecciones que solo nos muestra, desdibujadamente, una foto estática de un momento de la democracia y que por el contrario nos permita ahondar en una búsqueda del razonamiento público, el entendimiento de las instituciones de gobierno electas y reguladas por el control ciudadano, las leyes y una búsqueda de la libertad y la justicia.

Sabemos bien que este término, inicialmente, fue concebido como aquella “autoridad o gobierno del pueblo” (Tribunal Constitucional, 2006). Aunque hoy en día engloba una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y sus relaciones sociales se encuentran establecidas conforme a mecanismos; lo que en un sentido estricto significa una forma de gobierno o de organización estatal, donde las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta, que confieren a la vez legitimidad a los representantes.  Sin embargo, una mirada a nuestra historia republicana nos muestra rápidamente que la democracia en el Perú no ha tenido, nunca, raíces sólidas, además de no haber considerado y ejecutado de manera satisfactoria sus desafíos.

Es así que, a partir de cada uno de los puntos guías, profundizaremos en el análisis de aquellas aristas en la que nuestra democracia peruana se encuentra pendulando, para así poder evaluar si sigue una sincronía favorable o vive una realidad bajo la sumisión de un oscurantismo democrático, el cual evita el correcto funcionamiento de elementos esenciales, tales como:

La Soberanía Popular

Este primer elemento, se caracteriza por tener al pueblo como titular de la soberanía, siendo en otras palabras, titular de todo el poder. Diversificando su ejercicio y confiriendo su poder a diferentes órganos, y con ello, legitimando su actuación. En este sentido, “el Estado constitucional presupone que el pueblo, como poder constituyente, dispone soberanamente de las fuentes del derecho” (Rodilla, 2014).

Lo más habitual es que lo anterior se desarrolle en un entorno social democrático, en el que los ciudadanos sean plenamente capaces de organizar su sociedad a través de un sufragio universal y el establecimiento de entidades jurídicas, sociales, políticas y económicas que defiendan sus intereses. Lo cuestionable, hoy en día, es que aquellas entidades no reflejan ni mucho menos velan, en un gran porcentaje, por los intereses que el pueblo peruano tiene; se suma a ello la poca voluntad de la clase política para desprenderse del poder y restituirlo a los ciudadanos; pese a tener presente que “ningún órgano representativo puede atribuirse la titularidad de la soberanía del pueblo” (Ibídem, p. 18). Todo lo señalado en su conjunto, no ha hecho más que empeorar la situación en nuestro país.

Por eso, hoy en día es necesario “procesos más complejos, envolventes y continuados de formación de la voluntad del pueblo”, generando con ello que el Estado constitucional disponga, por supuesto, de “instituciones oficiales para la formación de una voluntad colectiva al objeto de adoptar decisiones públicas”. (Ibídem, p. 19)

Participación Ciudadana

Parte del elemento anterior, la participación popular tiene lugar de dos formas: directa e indirecta. Podemos entenderla como:

Un conjunto de sistemas o mecanismos por medio de los cuales los ciudadanos, es decir, la sociedad civil en su conjunto, pueden tomar parte de las decisiones públicas, o incidir en las mismas, buscando que dichas decisiones representen sus intereses, ya sea de ellos como particulares o como un grupo social. (Valdiviezo del Carpio, 2013)

Entre los mecanismos de participación ciudadana más conocidos y que pueden ser ejercidos por cualquier ciudadano, sin que se pueda limitar su derecho, siempre y cuando se cumplan los requisitos para ello, podemos distinguir a los siguientes: Iniciativa de reforma constitucional, iniciativa en la formación de las leyes, referéndum, iniciativa en la formación de dispositivos municipales y regionales, consulta previa, revocatoria de autoridades, remoción de autoridades, demanda de rendición de cuentas, acceso a la información pública, entre otros.

Aunque hoy en día los medios para ejercer una participación activa son variados, nos damos con la sorpresa que su ejercicio se da en porcentajes ínfimos, sumado a que existen funcionarios públicos que consideran que la participación ciudadana entorpece su trabajo y no asumen todavía que el prospero desarrollo de la gerencia pública no se puede concebir al margen de los ciudadanos. Habremos de percatarnos entonces, que lo que rodea a nuestra participación peruana son altos problemas como: la falta de liderazgo democrático de los alcaldes; decreciente voluntad política para promover la participación y cumplir con los acuerdos; una ineficiente capacitación de la sociedad civil y la aún existencia de trabas burocráticas que dificultan la participación ciudadana.

Por ello es que se exhorta a que los gobiernos descentralizados, busquen fortalecer estos elementos claves, para que la sociedad peruana logre consolidar su democracia, controlar la excesiva influencia de poderes particulares; combatir las extremas desigualdades promoviendo la dotación de servicios públicos con mayor alcance y calidad, y adaptados a la diversidad de situaciones territoriales del país, y generar mecanismos de inclusión política y social en poblaciones sin capacidad de voz política, para obtener así bases mínimas de igualdad y derechos.

Pluralismo Político

El pluralismo tiene muchas variantes: social, cultural, étnico, religioso, lingüístico, sindical, etc. Si bien todas ellas tienen un ulterior significado político, es el pluralismo de partidos el que más directamente afecta al funcionamiento del sistema institucional. Sin pluralismo no puede haber libre competencia política, consecuentemente, tampoco elecciones libres y disputadas. La democracia es pluralista, esto debido a que “los partidos políticos como los distintos grupos o movimientos sociales nacen del disenso, como manifiesto de múltiples contrariedades que generan subdivisiones pero que son plenamente compatibles con la unidad”. (Coca y López de la Fuente, 2016)

En nuestro país este pluralismo político ha trasformado aquella libre competencia, en una guerra sucia por el poder. Donde, a raíz de tantas investigaciones nos hemos topado con la ingrata sorpresa de darnos cuenta de que más que aspirar a beneficiar a la democracia con múltiples variedades de agrupaciones políticas, rodeadas de novedosas propuestas. Solo existe el acecho de organizaciones criminales que han interpuesto una competencia insana bajo altísimos estándares de corrupción, juego de candidatos y subordinaciones a grandes privados bajo la manga. Es así que, la necesidad de un momento de transición por parte de los actuales partidos es necesario, ya nos hemos dado cuenta de que estos mismos seudo políticos de siempre no han sido, no son, ni serán capaces de dialogar con la nueva sociedad que está surgiendo. Pero en caso de “no producirse estos cambios, como lo señala Romero Grompone: Los ciudadanos van a seguir desconfiando de los partidos y como ocurre tantas veces lo que deseamos no es necesariamente lo que va a ocurrir” (Gonzáles, 1998), tal es el caso de esta segunda vuelta electoral 2021.

Consenso

Si la autocracia se basa en el temor, la democracia no puede apoyarse sino en el consenso de sus ciudadanos acerca de los valores básicos sobre los que se asienta o debe asentarse y sobre las reglas del juego político. Tal como señala El Acuerdo Nacional (2016), para vivir en un conceso es menester establecer acuerdos, por ello, esto representa:

Un compromiso con la nación que involucra a partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil y gobierno. Concebido en un espacio de diálogo y concertación, define una visión compartida del futuro del Perú en función de un proyecto de desarrollo en democracia, que tiene cuatro objetivos: Democracia y Estado de Derecho; Equidad y Justicia Social; Competitividad del País; y Estado Eficiente, Transparente y Descentralizado.

Si bien es cierto, los logros en este punto han sido los más notorios, los 31 puntos a tratar en dicho acuerdo aún se encuentran en un 25 o 30% de su realización. Se necesita una mayor inserción de políticas que permitan que se ejecuten y logren metas de maneras mucho más eficaces y eficientes para lograr por fin un verdadero desarrollo nacional bajo estándares pauteados en dicho acuerdo nacional.

División, control y responsabilidad del poder

En la doctrina nacional peruana, este punto también es conocido como equilibrio de poderes. Como sabemos, una de las principales características del constitucionalismo moderno descansa en la separación y equilibrio de los poderes del Estado, aunque en la actualidad uno de los problemas es creer que dicho control, balance y responsabilidad se encuentra sujeto de manera restrictiva a los típicos poderes político-formales, dejando de lado órganos que tienen en sus manos decisiones bastante importantes; claro ejemplo de ello es el Tribunal Constitucional.

Entonces, si nosotros analizamos de manera estricta este punto tomando como espacio temporal, solamente, los últimos 5 años. Habremos de notar que las decisiones políticas que se han venido tomando en nuestro país, han sido débiles. Además de encontrarse influenciado de manera tal, que rompía su imparcialidad generando un retroceso en distintas políticas jurídico-sociales, trayendo como único resultado, situaciones estériles.

Por eso, todo lo que ha venido sucediendo hasta ahora en nuestro país es un fenómeno que merece ser revisado con detenimiento, poco a poco, y sin medidas estridentes. Recordemos siempre que el poder necesita de controles y en nuestro país, dicho poder se está configurando en una situación excepcionalmente riesgosa: institucionalidad estatal débil, inexistencia de partidos políticos en el poder y caudillismos en construcción. La irresponsabilidad de unos pocos nos está llevando hacia un punto de donde es difícil regresar.

Publicidad. Régimen de opinión pública

Sin publicidad no hay democracia, la libertad de comunicación pública en su más rica diversidad garantiza la existencia de la opinión pública, sin la cual no puede haber un régimen democrático.

Los medios de comunicación juegan un papel importante en la política, pues sus mensajes repercuten directamente en la opinión pública. Diversos estudios explican los efectos de los medios de comunicación en la sociedad, cuyas implicancias sustantivas en el ámbito de la política son la fijación de la agenda pública y la construcción de marcos de interpretación sobre la política, sus actores y reglas de juego.

Es por eso que nosotros como ciudadanos debemos observar cuánto influyen los medios de comunicación en instruir a la población sobre la política y cómo esta herramienta contribuye al bien común y a la seguridad jurídica del país, cuán comprometidos están los medios de comunicación en generar confianza en la población a pesar del comportamiento muchas veces inadecuado de los actores políticos, y más aún cuánto contribuyen los medios de comunicación en el fortalecimiento de la democracia en nuestro país, materializada en la legitimidad de las instituciones del Estado.

Entonces, después de haber analizado cada una de las aristas, hemos notado que la clave del problema en el Perú no yace solamente en la conveniencia o no, de mantener el modelo económico; sino en la pobre calidad de nuestra democracia y el cómo seguimos sin atenderla. Podríamos decir de este modo que: la carencia de factores esenciales, como los ya antes mencionados, acompañados además de una notable brecha de desigualdad, son las razones de fondo que estábamos buscando. Tratándose entonces de una desigualdad que se produce como consecuencia de un mal funcionamiento del sistema democrático, es decir, de una desigualdad en términos de oportunidades, marginación y exclusión. Entonces, si no aceptamos la gran problemática que nos rodea, la polaridad existente persistirá y nuestra democracia seguirá siendo limitada, pobre, de mala calidad, y nuestro Estado la viva imagen irrisoria de los oscuros que rodean esta situación.

Para ello es necesario implementar mecanismos que permitan coadyuvar al logro de la ejecución efectiva de los distintos mecanismos de participación en miras a fortalecer y forjar más aún nuestra ciudadanía, por lo cual el Estado debe ver esto de manera activa, donde los organismos encargados revisen los presupuestos para poder iniciar este proceso el cual no debe ser tan engorroso.  También tenemos la labor de impartir una educación cívica a los ciudadanos por parte de las Universidades, y diferentes entes del Estado, para que de esta manera un ciudadano pueda saber todo lo que rodea a la democracia, a sus elementos, qué realmente la caracteriza y si a ciencia cierta nos encontramos en una. Para que recién en los posteriores procesos electorales podamos solicitar y denegar el acceso a candidatos que no se encuentren comprometidos con los distintos fines que la sociedad peruana necesita.


Articulo de opinión 

Consuelo Maricarmen Vega Vicente

Miembro de la Asociación de Debate Última Instancia “A.D.U.I”.

 

 

Referencias 

Coca, J. y López de la Fuente, G. (2016). Reflexiones sobre Pluralismo Político y Educación

Intercultural en las Sociedades Democráticas Contemporáneas. Aposta. Revista de Ciencias Sociales, núm. 70. 132-154. https://www.redalyc.org/jatsRepo/4959/495952432006/html/index.html

Faro Democrático. (2021). ¿Qué es la Democracia? Instituto de Investigaciones Jurídicas,

Línea de Investigación "Instituciones, Representación Política y Democracia".

https://farodemocratico.juridicas.unam.mx/que-es-la-democracia/

Gonzales, O. (1998). La Crisis de los Partidos Peruanos. Apuntes para una lectura socio-

histórica. Espacio Abierto. 8(3). 305-324. https://www.redalyc.org/pdf/122/12208302.pdf

Rodilla, M. (2014). ¿Soberanía popular en el estado constitucional? A partir de Rousseau,

más allá de Rousseau. Universidad de Salamanca. https://www.boe.es/biblioteca_juridica/anuarios_derecho/abrir_pdf.php?id=ANU-F-2014-10001300036

Secretaria Técnica del Acuerdo Nacional. (2006). Acuerdo Nacional.

http://acuerdonacional.pe/wp-content/uploads/2014/06/Suplemento_13_Conseso.pdf

Tribunal Constitucional (2006). Sentencia recaída en el expediente N°. 0030-2005-

PIITC. Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por más del 25% del número legal de miembros del Congreso de la República contra la Ley N.o 28617. 2 de febrero. https://tc.gob.pe/jurisprudencia/2006/00030-2005-AI.pdf

Valdiviezo del Carpio, M. (2013). La Participación Ciudadana en el Perú y los Principales

Mecanismos para Ejercerla. Gestión Pública y Desarrollo. https://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/10CB865461FC9E2605257CEB00026E67/$FILE/revges_1736.pdf

 

 





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